SEÑOR:
Concédeme la Serenidad para aceptar las cosas que no puedo cambiar. Valor para cambiar aquellas que puedo, y la Sabiduría para reconocer la diferencia.

martes, 9 de noviembre de 2010

UNA VERDADERA HISTORIA DE AMOR

Los pasajeros observaban con simpatía a la atractiva joven con bastón blanco que subía cuidadosamente al bus. Ella pagó al conductor, y usando sus manos para sentir el puesto de la silla, caminó por el pasillo y encontró el sitio que él le dijo estaba vacío. Luego de estar sentada, puso su maletín sobre sus piernas y delicadamente apoyó su bastón sobre uno de sus brazos.

Había transcurrido un año desde que Susan, de treinta y cuatro años, quedó ciega, debido a un mal diagnóstico médico. Ella había quedado sin visión, y fue súbitamente conducida al mundo de la oscuridad, frustración, y enojo.
Habiendo sido una vez una mujer muy independiente, ahora Susan se sentía condenada por este terrible giro de fatalidad, de llegar a ser impotente, sujeta a la ayuda de quienes estaban a su alrededor. - "¿Cómo pudo pasarme esto a mí?" expresaba ella y su corazón denotaba un terrible enojo.

Pero no importaba cómo había llorado o suplicado, ella sabía la dolorosa realidad de que su visión jamás sería recuperada. Ahora lo único que ella tenía, era a su esposo Mark. Mark era un oficial de la Fuerza Aérea, y amaba a Susan con todo su corazón. Al principio, cuando ella perdió la visión, él la observaba hundida en la desesperación y comenzó a ayudar a su esposa a ganar fuerzas y confianza. Ella necesitaba llegar a ser independiente otra vez. Su trasfondo militar lo había entrenado bien para lidiar con situaciones delicadas, pero él sabía que ésta era la batalla más difícil que había enfrentado. Finalmente, Susan se sintió preparada para volver a trabajar, pero ¿cómo podría ella llegar a ese lugar? Ella estaba acostumbrada a tomar el bus, pero ahora se le hacía muy difícil circular por la ciudad ella sola. Mark se ofreció a llevarla al trabajo todos los días, a pesar de que trabajaban en lugares distantes de la ciudad.

Al principio, esto confortaba a Susan y llenaba la necesidad de Mark de proteger a su invidente esposa, quien se sentía muy insegura de superar este aspecto. Pronto, Mark entendió que este método no estaba funcionando; era costoso y extenuante. Susan iba a tener que empezar a tomar nuevamente el bus, se decía para sí. Pero sólo el pensar mencionarle esto a su esposa lo hacía temblar. Ella estaba todavía muy frágil y enojada. ¿Cómo reaccionaría?

Tal como Mark lo predijo, Susan se horrorizó con la idea de tomar el bus nuevamente. "¡Soy ciega!" respondió gritando. "¿Cómo se supone que voy a saber dónde estoy?" "Me siento como si me estuvieras abandonando". El corazón de Mark se rompió al oír estas palabras, pero sabía que tenía que hacerlo.

Él le prometió a Susan que cada mañana y cada tarde subiría al bus con ella, el tiempo que fuera necesario, hasta que ella lo lograra por sí misma. Y fue exactamente así como lo hizo. Por dos semanas, Mark, con su uniforme militar, acompañó a Susan hacia y desde su trabajo cada día. Él le enseñó cómo apoyarse en sus otros sentidos, especialmente en el del oído, para saber dónde estaba y cómo adaptarse a su nuevo entorno. Él la ayudó a hacer amistad con el conductor del bus, quien podría observarla, y guardarle un puesto. Él la hacía reír, aún en esos días no muy buenos. Cada mañana, ellos hacían el recorrido juntos, y Mark se regresaba para ir a su oficina. A pesar de que esta rutina era aún mucho más costosa y extenuante, Mark sabía que sólo era asunto de tiempo para que Susan fuera capaz de tomar el bus por ella misma. Él creía en ella, en la Susan que él estaba acostumbrado a tratar antes de que perdiera la vista, quien no temía ningún reto y quien nunca jamás renunciaba.

Un día, Susan decidió que estaba lista para probar viajar sola. El lunes en la mañana, antes de levantarse, ella colocó sus brazos alrededor de Mark, su esposo, su mejor amigo, y su compañero para tomar el bus temporalmente. Sus ojos se llenaron de lágrimas de gratitud por su lealtad, su paciencia y su amor. Ella le dijo adiós y, por primera vez, salieron por diferentes rutas. Lunes, martes, miércoles, jueves.... Cada día fue perfecto para ella. Susan nunca se había sentido mejor. ¡Lo estaba haciendo! Ella estaba haciéndolo todo sola.

El viernes en la mañana, Susan tomó el bus para ir trabajar como de costumbre. Cuando estaba pagando, e iba saliendo del bus, el conductor dijo: - "Señora, de seguro que la envidio". Susan no estaba segura si el conductor se refería o no a ella. Después de todo, ¿quién en este mundo podría envidiar a una mujer ciega, que luchaba por tomar fuerzas para continuar viviendo? Curiosa, ella le preguntó: - "¿Por qué dice usted que me envidia? Él respondió: - "Debe sentirse muy bien ser cuidada y protegida como lo han hecho con usted". Susan no tenía idea de lo que el conductor estaba hablando, y preguntó otra vez: - "¿Qué quiere decir?" El conductor respondió: - Desde la semana pasada, cada mañana, un gentil caballero con uniforme militar ha estado esperando en la esquina vigilándola cuando usted baja del bus. Él se asegura que usted cruce la calle, y la observa hasta que usted entra al edificio donde trabaja. Entonces él le tira un beso, le da un pequeño saludo, y se va. Usted es una dama con suerte. La felicidad inundó a Susan. A pesar de que ella físicamente no podía verle, ella siempre sentía la presencia de Mark. Ella era bendecida, tan bendecida, porque él le había dado un regalo más poderoso que la visión, un regalo que ella no necesitaba ver para creerlo: El regalo del amor que le pudo traer luz, donde existía oscuridad.

¡Qué felicidad tan grande saber que tienes a alguien que te ama, y te cuida en todo momento! Dios nos observa de la misma forma. Solo tienes que recibirlo en tu corazón, nunca es tarde para hacerlo. Cuando lo hagas, te darás cuenta que sin verlo, sientes su presencia; presencia que da paz.

CON EL TIEMPO APRENDES

Con el tiempo aprendes que estar con alguien porque te ofrece un buen futuro significa que tarde o temprano querrás volver a tu pasado.

Con el tiempo te das cuenta que casarse solo porque "ya me urge" es una clara advertencia de que tu matrimonio será un fracaso.

Con el tiempo comprendes que solo quien es capaz de amarte con tus defectos, sin pretender cambiarte, puede brindarte toda la felicidad que deseas.

Con el tiempo te das cuenta de que si estas al lado de esa persona solo por acompañar tu soledad, irremediablemente acabaras deseando no volver a verla.

Con el tiempo te das cuenta de que los amigos verdaderos valen mucho más que cualquier cantidad de dinero.

Con el tiempo entiendes que los verdaderos amigos son contados y que el que no lucha por ellos, tarde o temprano se verá rodeado solo de amistades falsas.

Con el tiempo aprendes que las palabras dichas en un momento de ira pueden seguir lastimando a quien heriste, durante toda la vida.

Con el tiempo aprendes que disculpar cualquiera lo hace, pero perdonar es solo de almas grandes.

Con el tiempo comprendes que si has herido a un amigo duramente, muy probablemente la amistad jamás volverá a ser igual.

Con el tiempo te das cuenta que aunque seas feliz con tus amigos, algún día lloraras por aquellos que dejaste ir.

Con el tiempo te das cuenta de que cada experiencia vivida con cada persona, es irrepetible.

Con el tiempo te das cuenta de que el que humilla o desprecia a un ser humano, tarde o temprano sufrirá las mismas humillaciones o desprecios multiplicados.

Con el tiempo aprendes a construir todos tus caminos en el hoy, porque el terreno del mañana, es demasiado incierto para hacer planes.

Con el tiempo comprendes que apresurar las cosas o forzarlas a que pasen, ocasionara que al final no sean como esperabas.

Con el tiempo te das cuenta de que en realidad lo mejor no era el futuro, sino el momento que estabas viviendo justo en ese instante.

Con el tiempo veras que aunque seas feliz con los que están a tu lado, añoraras terriblemente a los que ayer estaban contigo y ahora se han marchado.

Con el tiempo aprenderás que intentar perdonar o pedir perdón, decir que amas, decir que extrañas, decir que necesitas, decir que quieres ser amigo, ante una tumba..., ya no tiene ningún sentido.

Desafortunadamente. ..SOLO CON EL TIEMPO... y como aún es tiempo... mandemos muchísimos saludos a todos... a los que ya no estamos juntos, por todos los momentos buenos y malos que nos toco vivir.. y a los que ahora estamos unidos , pasando momentos geniales.. gracias por estar.

Recuerda estas palabras "EL HOMBRE SE HACE VIEJO MUY PRONTO Y SABIO MUY TARDE."

JUSTAMENTE CUANDO YA NO HAY TIEMPO...